La clase dio comienzo a las 17:45.
Cuando entramos a la clase la profesora nos pidió que
juntáramos las mesas en tres filas y pusiéramos encima de ellas una tira
de papel continuo (del tamaño de 3 mesas juntas).
A continuación, ya colocados
en las mesas hicimos una sesión de relajación dirigida por la profesora.
Finalizada la sesión de relajación y antes de comenzar con la actividad, Marta
(nuestra profesora) nos pidió que sacaramos el niño que llevamos dentro y que
durante la actividad actuáramos como estos pequeños inocentes que tan sólo llevan el 2% del mundo descubierto.
Seguidamente, Marta nos
explico las pautas de la actividad:
- Dejarse llevar, fluir, sentir la niñez en nuestros cuerpos, trabajar individual de cada uno, expresarnos libremente y lo más importante... ¡Disfrutar!
- Usar las frutas y pinturas que habíamos traído de casa.
- Después de realizar el taller íbamos ha debatir sobre la actividad.
Cuando terminamos el taller impregnadas de comida y pintura, la profesora nos pidió que reflexionáramos y pusiéramos un nombre
a esa obra. Antes, podíamos ir a ver las creaciones de las/los demás.
Para finalizar, iniciamos un debate sobre la realización de este taller en la etapa infantil. El
debate fue muy interesante, además llegamos a la conclusión de que sería muy divertido hacerlo con los más peques.
REFLEXIÓN
Esta peculiar experiencia nos llevó a reflexionar que con una simple pieza de fruta y pintura podemos avivar nuestros sentidos y que interiorizando al niño que en el día de mañana enseñaremos, descubriremos lo mágico de su descubrir y lo maravilloso que son los objetos que tenemos alrededor y así cada camino que se abra a nuestro paso, lo percibiremos de una forma más intensa.
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