Comenzamos la clase como todos los viernes a las 17.45, y la profesora nos comentó en qué consistía la actividad que íbamos a realizar ese día. Este fue el proceso:
Primero, debíamos escoger un color de cera diferente al del resto de compañeras y comenzar a trazar líneas continuas como si de un garabato se tratara. Tras finalizar, la compañera de al lado debía comenzar su trazado desde el punto final de la otra, y así sucesivamente. Una vez realizado el paso anterior, todas las compañeras de cada mesa (dos mesas), debíamos coger dos colores de cera que fueran una tonalidad más o una menos al color escogido al principio. Tras escoger la pintura, debíamos buscar formas tan abstractas como concretas en el trazado continuo realizado por todas las compañeras.
Unos minutos más tarde, después de haber analizado la actividad con la profesora, realizamos otra un tanto diferente a la anterior: En un papel din A3 blanco, debíamos escoger dos colores diferentes y dibujar un círculo en el centro del papel. Tras dibujar el círculo, la profesora dio 30 segundos para realizar lo que se nos pasase por la cabeza sobre el folio con el círculo ya hecho. Cada 10 segundos iban rotando las creaciones de otras compañeras hacia la derecha y cada una debía dibujar lo que se le ocurriese.
Finalmente, pegamos por toda la clase nuestras obras.
¡Quedaron espectaculares!
Reflexión
Como pudimos experimentar, podemos ser niños en cualquier momento aunque cueste sacar de dentro nuestra verdadera naturaleza y dejarnos llevar haciendo un simple garabato que puede significar mucho y a la vez nada, emoción o placer por placer.
Como dijo el gran Miró:
“Me siento en la necesidad de alcanzar el máximo de intensidad con el mínimo de medio”
(Véase el vídeo adjuntado en el taller 2, donde Las Margaritas teatralizamos lo que hicimos)
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